He aprendido.... (2° parte)
Hace un tiempo escribí
un artículo sobre 10 cosas que he aprendido en algunos años de ministerio…
Obviamente puse algunas que eran más relevantes… 10-cosas-que-he-aprendido
Aquí van otras… (Respecto
de este fin de semana)
He aprendido que hay
cansancio y cansancio… Luego de toda una semana laboral específicamente cansadora,
quisiera llegar al fin de semana a descansar… Pero el dedicarse todo el fin de
semana desde el viernes en la tarde, para continuar el sábado todo el día, y domingo
todo el día, al servicio de la obra de Dios, por amor a Él y a los que están
empezando a caminar en Cristo, RENUEVA mis fuerzas… es sobrenatural, no sé explicarlo… solo
aplico las palabras del profeta Isaías “29 El
da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”
(Isaías 40:29).
He aprendido que Dios
es quien da el crecimiento… Por mucho que nos esforcemos nosotros en enseñar, hay
personas que llevan 10, 20 o más años en la iglesia y aun no entienden cosas
básicas de la vida cristiana (o no quieren entender), pero también he visto
personas que llevan algunos meses y han crecido más que los que llevan 20 años…
Entonces en la iglesia el servicio, los dones, o la autoridad no viene por los
años, sino por dejarse moldear por el Señor, el alfarero de nuestras vidas.
He
aprendido que es Dios quien produce el querer como el hacer… y en alguna medida
puedo entender el Kairos de Dios. Estuvimos como 10 a 12 años orando por el
esposo de una hermana, y al parecer las oraciones no eran escuchadas… El hombre
cada vez era más duro al evangelio. Hasta que ella se cansó de luchar, y se
alejó de la iglesia y de Dios… Ahora por iniciativa de él, comenzaron a
asistir, él hizo una decisión de fe por Cristo, se bautizó, trajo a su esposa a
la iglesia, y hoy se propuso rescatar a sus hijos para Cristo.
He
aprendido que el llamado es irrevocable… No tengo derecho a renuncia… Pero
aunque lo tuviera no lo haría… ya que una de las satisfacciones más grandes de
la vida cristiana es ver personas transformadas por el poder del Espíritu
Santo. Ver llegar personas con rostros tristes, cansados de la vida,
frustrados, sin visión, y ver su cambio a rostros con energía, llenos de vida,
con visión, y con propósito es impagable.
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