Entradas

Mostrando las entradas de junio, 2020

Heme aquí, envíame a mí

Imagen
Una de las cosas que produce la presencia de Dios es la necesidad de mantenernos en santidad. Y una cosa lleva a la otra. Si buscamos el rostro de Dios y tenemo s intimidad con el Espíritu Santo, se produce en nosotros la convicción de pecado. El profeta Isaías estando en la presencia de Dios tuvo una visión de la Shekhiná, la gloria de Dios. “Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Isaías 6:5).  Una vez que el profeta reconoció su situación y se arrepintió de su pecado, Dios perdona su pecado, limpia y restaura. “Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado” (Isaías 6:6-7). Inmediatamente, y como consecuencia de vivir en su presencia y estar limpi