Reflexiones: Guagua que no llora no mama

Tengo muchas experiencias personales donde Dios me ha dado lo que he pedido… Cuando comprendí el gran amor de Dios para mí (mi conversión) me explicaron que Dios necesitaba que yo fuera específico, así que comencé a ser MUY específico en lo que le pedía a Dios y Él me lo concedía, y eso fue abriendo mi fe…  Pero desde ya hace un buen tiempo me da vueltas un tema, y no lo había escrito porque no logro dar con las ideas correctas, le pido a Dios sabiduría para entender…   Todos hemos escuchado en los círculos evangélicos: Reclámalo y poséelo! Declaro, Decreto… puedo ver pasar un Mercedes Benz último modelo y decir ese auto será mío… ¿Qué pasa si Dios me concede tal disparate?, se me presenta otro problema, cómo lo mantengo, como le pago el permiso de circulación, etc…  Mateo 7:7-8 dice “Pedid, y se os dará; Buscad, y hallareis; llamad, y se os abrirá…”. La primera parte dice Pedid. ¿Ese pedid, es todo lo que yo pida?... ¿Todo lo que yo reclame para mí?, Santiago 4:3 dice “Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastar en vuestros placeres”… La idea se clarifica en Lucas 11:11-13: “Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pescado, ¿les dan una serpiente en su lugar? O si les piden un huevo, ¿les dan un escorpión? ¡Claro que no! Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan”. .. La última parte dice qué es lo que vamos recibir si pedimos, qué es lo que vamos a encontrar si buscamos, y si tocamos a la puerta quién nos va a abrir… Ahora, qué pasa con todas las promesas de la Biblia, que son miles!!!... ¿Todas son para mí?... Son para los hijos (solo los que han recibido a Cristo [ [Juan 1:12])… Entonces, si están escritas Dios las dejó para mí… Como soy co-heredero, todas estas promesas son para mí… Ya… pongamos un ejemplo: Josué 1:3 dice que “todo lugar que pise la planta de vuestro pie será nuestra”… Así que veo un terreno y lo reclamo (espiritualmente) para la iglesia, para construir un templo… primero, creo que será mío, porque no es para mi deleite ni placeres… Luego “declaro”, “decreto”, etc… Creo sinceramente que no hemos entendido las reglas del juego… Soy hijo, soy co-heredero, así que “declaro” y “decreto”, pero tengamos presente: Primero, Solo un rey puede hacer un decreto, si el rey decreta en su palabra (promesas), ese decreto va dirigido a alguien (sus hijos), entonces, YO no hago decretos, soy recipiente de ellos… Segundo,  todas las promesas bíblicas están condicionadas… Por ejemplo: Una de las promesas bíblicas más recurridas es el salmo 91, y he visto no en pocas ocasiones, que algunos abren la Biblia en este salmo y lo dejan abierto como amuleto en la mesa de centro, sin embargo como todas las promesas bíblicas también está condicionado, vean el verso 9: “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación”… Los que hemos dicho a Dios que haga morada en nosotros a través de Jesucristo, podemos hacer propia esta promesa… Pero si no cumplo con las condiciones necesarias para accesar a dicha promesa por más que diga: “Hago mía esta palabra”, o “Declaro que esta palabra se cumple en mi vida…”, no vamos a recibir nada… Volvamos a Josué 1:3, la condición está en el verso 7: Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas”. No voy a analizar el verso 7, de ahí sale un sermón entero (se los dejo de tarea)…Y concluyo con este tesoro… Mira Gálatas 4:1 “Digo, pues: Mientras el heredero es menor de edad, en nada es diferente del siervo, aunque sea el dueño de todo”… No tendremos acceso a todas las promesas mientras seamos inmaduros… Puedo “declarar” una palabra, pero para Dios soy más importante que lo que estamos pidiendo, por lo tanto, si no tengo la madurez, o estoy pidiendo para mis deleites, o simplemente no tengo una motivación correcta, no podré obtener lo que el decreto del rey contiene… Dios dice: No todavía…  Hasta que madures, y tengas la motivación correcta… ARC. Tratando de madurar, para declarar la Palabra de Dios en mi vida, para reclamar sus promesas, y ser recipiente del decreto del Rey.

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