Reflexiones: Avivamiento
En las olas que nosotros llamamos avivamiento, que vienen de vez en cuando a la
iglesia, el Espíritu Santo toca a algunos y bajo la unción éstos pueden producir
algunas manifestaciones poderosas por parte de Dios, en estas olas se producen
momentos de adoración en los que emocionalmente decimos: “de aquí en adelante sí
que sí”, sin embargo a las 24 horas ya no pensamos igual. Nuestra voluntad es
voluble, cambiante, y la unción de ayer ya no me sirve para hoy, el toque del
Espíritu Santo ayer me deja solo el recuerdo que vino como una ola, y se fue, y
sigo a la expectativa porque sé que vendrá otra. Y me paso la vida mirando el
oleaje, esperando la visitación y el toque del Espíritu Santo, pero sin una
transformación real… Cuando Jacob se comprometió con Dios tuvo años de mucha
bendición y abundancia, pero esos eran solamente los toques del Espíritu Santo.
Eran las olas. Con cada toque que tuvo nunca cambió su carácter de engañador. Cuando
tuvo un verdadero encuentro con Dios, Jacob tuvo una marca visible de su lucha,
y fue la expresión de la marca definitiva de su transformación. Quedó cojo… Entonces, sigo reflexionando, buscando la
oportunidad de quedar rengo en mi lucha con el Espíritu Santo, para así
dejar de mirar el oleaje y comenzar a nadar en aguas profundas. ARC.
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